Hola, espero que hayan tenido un buen fin de semana, el mío estuvo casi tranquilo, bueno, sí, tranquilo, pero ya les contaré.
Bien, pues no sé desde hace días que quiero que contarles sobre el cuerpo, nuestro cuerpo. Se me ocurrió por algo que seguramente me paso, pero que en estos momentos no recuerdo.
En vacaciones de verano mi mamá y yo oímos un programa donde hablaban de los trastornos alimenticios y su relación con las emociones, ya una vez Nyu hablo un poco sobre eso, de hecho dejo unos videos. Ok, el punto aquí es que desde pequeños no nos enseñan a oír lo que dice nuestro cuerpo y muchas veces en lugar de hablar sobre lo que sentimos, nos dedicamos a comer para callar todo lo que, en realidad, queremos gritar.
En vacaciones mi mamá me decía que ella creía que había sido participe de esto que ahora estoy viviendo, pues me decía que desde pequeña lloraba mucho y ella en lugar de entender lo que realmente me pasaba, siempre me daba de comer.
Ella ha vivido cosas muy fuertes, y bueno también me contaba que en algún momento estaba tan preocupada por sus problema, tan deprimida que si yo le pedía de comer, ella me daba la comida sin chistar, ni preguntarse por qué, se negaba a oír lo que yo tenía que decir o lo que quizá le estaba diciendo.
Así fue como ella cree que comencé a comer y comer, hasta que llegue a mí sobre peso, después cuando quise que me volviera a oír, revertí el proceso; deje de comer y bueno al menos esta vez sí funciono, aunque el proceso ha resultado bastante doloroso.
La semana pasada, antes de ir a la nutrióloga, estaba pensando en mi cuerpo, en lo bien que me sentía, nadando, comiendo como se debía, haciendo abdominales, caminando, era una sensación de ligereza, mi cuerpo se sentía bien, hasta puedo decir que se veía bien, la piel en mi vientre estaba tensa, firme, mis piernas se sentían trabajadas, mi estomago, no tenía molestias, digamos que había una armonía perfecta.
Lo que pasa, es que a veces no oímos a nuestro cuerpo y a pesar de sentirnos bien, comemos más, o dejamos de comer, rompiendo el equilibrio.
El viernes me paso algo curioso, pues en la mañana desayune bien, por la tarde, no tanto, comí pasta, después durante la tarde comí chocolate, café, pan y ya me habían invitado a cenar, me sentía incomoda comiendo tanto, pero no me importo, cuando llegamos a cenar con mis amigas, pues ganas de pasta no tenía, ya había comido, pensé en una ensalada, pero no, pedí un Panini de Salmón, lo comí todo, junto con las papas a la francesa, luego pedimos un postre y lo comí, total, terminamos de cenar como a las diez y media, nos fuimos del restaurante como a las 12.
Cuando llegue a casa me sentía llenísima, pero no hice caso, me acosté, pero no podía dormir, cuando me estaba durmiendo, un dolor me despertó, tenía la comida en la garganta, sin más me levante y vomite lo poco que quedaba de mi comida, eran las dos de la madrugada, pero las molestias no cedían, con lo que vomité me sentí mejor físicamente y mal emocionalmente.
Odio vomitar, cada vez lo odio más y el viernes, no hice más que comer y comer, fue una manera diferente de provocarse el vomito. Aún así lo provoque, me puse a llorar en plena madrugada, me sentía fatal, la verdad es que pude haberlo evitado si no hubiera comido de más en la tarde y en la noche hubiera moderado un poco la ingesta. Ignore a mi cuerpo.
No sé bien cuál era el propósito de escribir esto, tal vez solo quería desahogarme y escribir lo que pensaba.
Lo que me gustaría es que al leer esto les pueda ayudar en algo, je…
Bueno ya es lunes, una semana más. Deseo con todo mi corazón que les vaya muy bien y logren lo que se proponen.
Besos!